sábado, 10 de septiembre de 2011

Aucas

Los waorani, son una nación de indígenas amazónicos que habitaban toda la región de Pastaza y parte de lo que hoy es Orellana. Los waos han sufrido una verdadera invasión y desplazamiento durante los últimos setenta años por parte de los kichwas amazónicos que viniendo del norte, fueron colonizando estas tierras y tomándolas en posesión. Los waos por su parte se fueron cada vez internando aún más en la selva, hacia el interior. Hoy en día, es la nacionalidad amazónica ecuatoriana que menos ha sufrido la aculturación y la intromisión de las multinacionales o el propio estado ecuatoriano. Es la única nacionalidad que mantiene, en el interior del parque nacional del Yasuní, a dos grupos no contactados, que aún viven como siempre han vivido, desde hace miles de años. A pesar de esto, los waos en los últimos veinte años han cambiado mucho y sufrido profundamente la intrusión de fuerzas culturales procedentes de la sierra, por parte de las petroleras y a la vez por la cada vez más eficaz y metódica organización y administración territorial que dirigen por supuesto, funcionarios municipales kichwas.

Por su parte los kichwas tratan a los waos de “aucas” ósea, salvajes. Y es común que te cuenten historias de ellos diciendo que los pobres aún no están civilizados o que son todavía salvajes, tratándolos con condescendencia. Pero los waorani son duros y bravos, y se enfadan con rapidez si no cumples tu palabra o si invades su territorio sin permiso, siendo celosos de lo que consideran que es suyo.

No es extraño escuchar historias de como los waos han destripadoa lanzazos a un empresario que ha contaminado el territorio de una comunidad o como han lanzado atado a un funcionario público especialmente mentiroso a un hormiguero de furiosas hormigas devoradoras. Pero en estos días he escuchado dos historias impactantes sobre ellos y su violento sentido del honor.

La primera historia me la contó un hombre que trabajó para una compañía petrolera hace muchos años y como sin saberlo los internaron en un territorio waorani. El único que sabía dónde iban era un waoaculturado que trabajaba como guía para la compañía. Cuando les cogió la noche, empezaron a escuchar cantar a loros y tucanes, animales que son diurnos. Extrañados miraron al compañero wao que les servía de guía, y este temblando comenzó a correr en dirección contraria internándose en la selva gritando: “están aquí, están aquí”. Efectivamente, era un nutrido grupo de guerreros waorani decididos a atacar el campamento. En la refriega murió un trabajador kichwa de la compañía y un guerrero waorani que despacharon de un tiro de carabina, provocando la huida del resto de guerreros que siguieron acechando a los trabajadores y acosándolos hasta que abandonaron sus tierras.

La segunda historia me la contó un amigo kichwa. Su madre es directora provincial de educación bilingüe en Pastaza, y se reunió con su homólogo en la provincia de Orellana, junto con el gobernador y varias autoridades. Fueron a visitar una comunidad donde se estaban llevando a cabo una serie de convenios. Al llegar allí con las camionetas, la hostilidad era patente. Salieron al paso los hombres de las comunidades portando lanzas, rodeando a la comitiva y atándolos a sillas, mientras gritaban en su lengua. A un funcionario que al parecer no había cumplido su palabra, un grupo de mujeres le abofeteaban y los hombres le pinchaban amenazadoramente con sus lanzas. El hombre lloraba. Al rato de discutir los soltaron y el grupo decidió escapar en un descuido. Corrieron hacia las camionetas y cuando emprendieron la huida, vieron que los guerreros habían talado los árboles con grandes hachas tumbándolos sobre el camino. Al cabo de horas de negociación y promesas, los waorani los dejaron irse.

Creo que más de uno se lo pensará dos veces antes de intentar engañar a un wao.

No hay comentarios:

Publicar un comentario