domingo, 21 de agosto de 2011

Contrastes

América Latina es un lugar fascinante. La gente en general es de una calidad humana apabullante, siempre con ganas de ayudar, hospitalarias y amables. Pero aquí conviven los contrastes más radicales. Ya que conviven con la violencia y la muerte tranquilamente. Es como el alma humana más pura que pasa de la benevolencia más absoluta a la más destructiva e irracional violencia.

Como ejemplo diré que un día, viniendo de Baños del Tugurahua con un grupo de chicos españoles que en ese momento recibían unos cursos en el Oglán, habíamos conseguido que un hombre con su camioneta nos llevase directos desde las faldas andinas hasta el interior del bosque. Yo iba dentro con él y su anciano tío, señalándoles el camino.

El hombre era puro corazón, amable, sonriente. Campesino colono de la carretera hacia Macas que vivía de lo que conseguía vender de su finca en Puyo. Un hombre sencillo y agradable. Un momento me habló de que robaban ganado y otras cosas en las fincas, cuando le pregunté qué solución tenía él para esa situación me contestó:

- Cojo la carabina y uno nomás me basta.

- ¿uno nomás?

- Un disparo nomás y ya está.

- ¿Lo ha hecho usted alguna vez?

- Claro

Al otro lado del asiento su tío asentía las sabias palabras de su sobrino. Y siguió hablando de las buenas que eran sus vacas y lo generosa de esta tierra y que cuando quisiera podía visitar su finca y beber cervezas juntos.

Y así sin más, se habló de un asesinato como si nada. Al mismo nivel de preocupación o quizá menos, que el hombre ofrecía a una plaga que estaba diezmando a sus gallinas.

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